The Wall Street Journal AmericasJueves, 5 de enero, 2012
BUENOS AIRES—En medio de un calor sofocante, personas formaban largas filas el jueves frente a las ventanillas de venta de pasajes del subterráneo con el fin de abastecerse de boletos antes de que el gobierno suba el precio.El aumento de 127%, a 2,50 pesos (unos 58 centavos de dólar), programado para el viernes, es sólo el comienzo de varias alzas de precios contempladas en otros servicios públicos que los argentinos afrontarán este año, cuando el gobierno comience a recortar los subsidios para lidiar con una economía global debilitada y sus propios problemas financieros.
A partir de este mes, decenas de miles de personas que viven en las zonas más acaudaladas de la capital —cuyas facturas de servicios públicos han sido de apenas un tercio de las de países latinoamericanos vecinos— pagarán mucho más por la electricidad, el gas y el agua. La magnitud de los aumentos no estará clara hasta dentro de varias semanas, pero los hogares podrían terminar pagando cuatro veces más por gas y hasta el doble en electricidad, dicen economistas.
Los aumentos marcan el principio del fin de una era en la que el gobierno subsidiaba fuertemente el transporte y los servicios públicos. Teniendo en cuenta las perspectivas económicas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no tiene más remedio que recortar los subsidios, que corresponden a casi 4% del Producto Interno Bruto.Los incrementos anunciados hasta ahora no son nada frente a la carga fiscal. Los recortes representan apenas cerca de 7% de alrededor de US$18.000 millones que el gobierno gastaría en subsidios en 2012, según el economista Gabriel Rubinstein. Los cambios apenas desacelerarán el aumento de los costos de los subsidios, debido al efecto de la inflación, agregó el experto.
Sin embargo, los recortes podrían tener un impacto más amplio en la economía. Las mayores facturas de servicios públicos ejercerán una presión sobre la inflación —que bordea 25%, según datos no oficiales— y reducirá el ingreso disponible para el consumo. Los especialistas esperan que los recortes, junto con un incierto panorama en el sector agrícola y un crecimiento más lento de Brasil, el principal socio comercial de Argentina, enfríe este año la candente economía nacional. La consultora Econométrica, de Buenos Aires, prevé un crecimiento en torno a 2%, frente a 7% de 2011.
Kirchner, que se recupera de una cirugía realizada el miércoles por cáncer de tiroides, ha restado importancia a los recortes en los subsidios, asegurando que son parte de un proceso de desarrollo económico de afinamiento. No obstante, los economistas lo ven como un programa de austeridad diseñado para corregir un explosivo gasto del gobierno peronista que ayudó a impulsar la aplastante reelección de Kirchner en octubre. El gasto público de Argentina en general alcanzó en 2011 un nivel récord de cerca de 40% del PIB.
El gobierno ha intentado avivar un sentido de sacrificio, abriendo una página web donde más gente adinerada puede renunciar a sus subsidios de servicios públicos de manera voluntaria. Más de 20.000 personas lo han hecho, entre ellas políticos y estrellas de TV. Los recortes suponen riesgos políticos para Kirchner, incluso cuando muchos argentinos se muestran compasivos con ella por su lucha contra el cáncer.Autoridades de la capital aseguran que el aumento de precios ayudará a cubrir los costos operativos y a extender y mejorar el sistema. El gobierno local dice que mientras los pasajes del subterráneo subieron apenas 57% entre 2001 y 2011, la gasolina escaló 360% y los salarios 398%.
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