Introducción
Este año 2023, hacia el día 19 de marzo, se cumplen 20 años de la llamada operación "Iraquí Freedom" u "OIF", considerada por algunos analistas como la segunda parte de "Desert Storm" u "ODS". La Guerra en Iraq de 2003, o a gusto de muchos "Invasión de Iraq de 2003", fue una de tipo convencional pero con matices diversos, que la hace única, como todas las previas a ella, y aun así, sin embargo, podemos hallar analogías puntuales con otras, parecidas o no. Estas analogías que podamos contrastar, aunque molesto ejercicio para algunos , o indistinto para otros, es factible a tópicos básicos y particulares, aunque finalmente las comparaciones se pueden abordar haciendo el estudio, al menos superficialmente de los ejemplos considerados.
OIF fue una operación militar estadounidense en los albores del Siglo XXI, muy controvertida políticamente en el ámbito internacional, sobre todo por su legitimidad muy discutida, de la que se presta más atención, obviando su importancia y significado en diversos ámbitos, representando un antes y un después en formas de hacer la guerra, donde para sorpresa de los antagonistas, EE.UU un introdujo un sin número de innovaciones tecnológicas, militares y doctrinales adicionales exitosas a la ya vistas en ODS;
Una de las características de OIF es que, más que un conflicto diferente, es la consecuencia lógica de ODS, donde se dejaron asuntos por resolver, ciclos por cerrar; uno de esos asuntos, fue el obligatorio derrocamiento del gobierno de Saddam Hussein y el Partido Baath, pospuesto por una coyuntura temporal, donde los objetivos políticos de ODS a corto plazo antagonizaban con la necesidad de poner fuera de juego al principal factor desestabilizador de la región los casi 3 lustros posteriores.
Solo el aplazamiento de este hecho arrastro otras consecuencias que se convirtieron en sí mismas en razones futuras para ponerle coto definitivo al régimen iraquí; entre ellas, el asunto de las WMD, la persecución y exterminio de las minorías y rivales políticos, la corrupción continuada del programa de petróleo por alimentos, la necesidad de derrotar al 100% la Guardia Republicana y columna vertebral de las FF.AA iraquíes, y lo que finalmente fueron las sospechas circunstanciales de apoyo al terrorismo internacional. A estas razones se les sumaban las no oficiales, las relacionadas con los intereses económicos del Gobierno de George W. Bush, con contratistas petroleros, de armas y construcción e infraestructura.
En cuanto a resultados OIF puede considerarse una paradoja, por ser simultáneamente un éxito y un fracaso rotundos, contradicción que pudiera ser más cómodamente comprendida si la dividimos cronológicamente en dos fases: la primera, la de los combates principales, es decir, las operaciones más convencionales de una guerra regular, entre el 19 de abril y el 1º de mayo de 2003, la que sorprendió nuevamente a propios y extraños del poder militar de los EE.UU, a solo 12 años de ODS; y la segunda fase, la de la pacificación y reconstrucción, desde el 2 de mayo de 2003 al presente, la que demostró que se dejaron cabos sueltos en la planificación previa del conflicto, muy criticado por analistas de todo el mundo y cuyo principal culpable fue el Secretario de Defensa.
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