El reciente conflicto que dio inicio el 27 de septiembre de este año, en plena pandemia fue la puesta en escena de un tipo de guerra nada fácil, como lo es sin excepción, siempre, para el que menos preparado se encuentra al dar el pistoletazo de salida.
El tipo de guerra referido es la asimétrica, aderezado con una dosis de baja intensidad, por definición, (LIC, por Low Intensity Conflict), en donde no necesariamente las diferencias vinieron por el tamaño de los contingentes beligerantes, sino por la forma de hacer la guerra por un bando (Drones) y la carencia por parte de otro de capacidades, materiales, operativas y doctrinales para suprimirla (C-UAV).
El campeón de la contienda, Azerbaiyan, desplego todo un abanico de soluciones no tripuladas que complementaron perfectamente sus capacidades, dislocando a todo nivel a las fuerzas armenias. Según el Modern War Institute "Azerbaiyán desplegó drones Harop israelíes para destruir las defensas aéreas, viejos biplanos soviéticos equipados con sistemas de control remoto para absorber el fuego de la defensa aérea, municiones merodeadores Orbiter-1K israelíes y el Bayraktar TB2 de fabricación turca para lanzar ataques . El TB2 ha sido particularmente exitoso, contribuyendo significativamente al enorme número de víctimas que sufren las fuerzas armenias: estimaciones de inteligencia de fuente abierta colocó las pérdidas armenias a partir del 23 de octubre, más de dos semanas antes de que el acuerdo de paz detuviera los combates, en 144 tanques, treinta y cinco vehículos de combate de infantería, diecinueve vehículos blindados de transporte de personal y 310 camiones (más docenas de piezas de artillería y sistemas de defensa aérea".
Estas son cifras llamativas y abultadas, pero, sin considerar el contexto, las mismas obvian varias consideraciones a otros conflictos de mayor entidad y probables a ocurrir en el futuro. Una de ellas es que los sistemas SAM con los que contaba Armenia eran al menos de dos generaciones anteriores, obsoletos e inadecuados contra tal amenaza, sumado a que carecían completamente de algún moderno sistema C-UAV para paliar las deficiencias, por lo que finalmente, si las perdidas tan abultadas fueron o no de tal magnitud, lo que se debe tomar en cuenta es que los perdedores comenzaron una guerra prácticamente desarmados contra esta nueva ola. También hay que señalar que lo aprendido solo se puede extrapolar a conflictos futuros bajo parámetros muy específicos muy alejado de un escenario LSC (Large Scale Conflict)
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