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THE WALL STREET JOURNAL, 13 de enero de 2012.
FRÁNCFORT—El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi,
asistió el jueves a la primera reunión de la entidad en 2012 y encabezó un
debate sobre la política monetaria y la crisis de la deuda de la zona euro con
un grupo de colegas lo suficientemente jóvenes como para ser sus hijos.
Tras una serie de jubilaciones y dos renuncias inesperadas en 2011, el
Consejo de Gobierno del BCE ha sufrido el primer gran cambio generacional desde
su fundación en 1998.
Pero no es sólo la edad lo que diferencia a Draghi. La llegada de jóvenes
banqueros centrales del núcleo europeo de países como Alemania, Holanda y
Francia —todos alrededor de los cuarenta y pocos años— trajo a la entidad
talentos con gran experiencia política. Se aferran menos a la ortodoxia
económica que la generación de funcionarios nacidos después de la Segunda Guerra
Mundial que reemplazaron.
"Estamos recibiendo a una nueva guardia", dice Guntram Wolff, subdirector de
Bruegel, un centro de estudios con sede en Bruselas. "Son más jóvenes, más
próximos a la política y menos dogmáticos que antes".
El cambio generacional, dicen los observadores del BCE, augura un enfoque más
pragmático de la institución bajo la conducción de Draghi a la hora de preservar
la estabilidad de los mercados financieros, comunicarse con los inversionistas y
negociar con mayor frecuencia con los gobiernos.
Eso podría significar más medidas para apoyar a los bancos, recortes de tasas
a mínimos sin precedentes y una mayor conciencia de lo que los bancos centrales
pueden esperar de manera realista de los líderes políticos cuando enfrentan una
creciente crisis de deuda, según los analistas.
Draghi, de 64 años, ha traído un cambio considerable después de poco más de
dos meses en el cargo. El nuevo líder revirtió un par de aumentos de tasas
realizados a mediados de 2011 con reducciones en sus dos primeras reuniones como
presidente del BCE, llevando la tasa de interés de referencia a un mínimo
histórico de 1%.
El segundo recorte, en diciembre, anuló la recomendación del entonces
economista jefe del BCE, Jürgen Stark, de mantener las tasas sin cambios, de
acuerdo con fuentes cercanas. El mes pasado, la entidad inyectó cerca de 500.000
millones de euros (unos US$639.000 millones) en los bancos europeos con
préstamos a tres años, el compromiso de fondos más prolongado hasta la
fecha.En la reunión del jueves, los funcionarios hicieron una pausa, al mantener la tasa de interés en 1%. La inflación anual se mantiene en 2,8%, por encima de la meta de 2% del BCE, y los últimos informes económicos sugieren que cualquier recesión en la zona euro será leve. Sin embargo, muchos economistas esperan que Draghi quiebre otro tabú en los próximos meses, mediante un recorte de la tasa de referencia por debajo de 1%, un nivel nunca cruzado por su predecesor, Jean-Claude Trichet, en el caso de que la inflación se desacelere y la economía empeore todavía más.
Otros cambios han sido más sutiles, centrados en el funcionamiento interno del banco central. Stark fue sucedido como economista jefe del BCE por el belga Peter Praet, rompiendo un monopolio de Alemania, que mantenía el codiciado puesto desde la creación de la institución. El ascenso de Draghi, que estuvo al frente del banco central de Italia, puso los dos principales puestos del BCE en manos de funcionarios de países del sur de Europa —el portugués Vítor Constâncio es el vicepresidente— y sacudió un largo equilibrio continental.
Los nuevos funcionarios "no han sido moldeados en el marco intelectual del BCE", que se centraba exclusivamente en mantener la inflación estable, "así que tal vez estén un poco más dispuestos a pensar con más originalidad", opina Paul De Grauwe, profesor de economía de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.
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