The Wall Street Journal Americas, Jueves 1º de diciembre de 2011.
Por RICHARD BARLEY
No es la bazuca que esperaba el mercado, pero la acción coordinada de los seis bancos centrales para ofrecer un acceso más barato al financiamiento en dólares es una respuesta significativa a la crisis. Esto debería ayudar a reducir la presión para que los bancos vendan activos y ayudaría a esquivar la creciente crisis crediticia al interior de la eurozona, la que había comenzado a hacerse sentir en la economía global.
Sin embargo, aunque la medida impulsó un alza generalizada en los mercados, también refleja la severidad de la crisis y aumenta la presión sobre los encargados de política en Europa para tomar medidas más decisivas.
La Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón, el Banco de Inglaterra, el Banco de Canadá y el Banco Nacional Suizo acordaron el miércoles reducir en 0,5 de punto porcentual el costo del financiamiento en dólares mediante contratos de canje. Los bancos europeos han tenido dificultades para obtener dólares, ya que los fondos del mercado de dinero de Estados Unidos redujeron el otorgamiento de créditos y el costo de canjear préstamos en euros por préstamos en dólares había alcanzado niveles que no se registraban desde el colapso de Lehman Brothers.
La flexibilización de las condiciones -la tasa para un préstamo a 84 días del BCE se redujo en más de la mitad, según cálculos de RBS- debería ayudar a que los bancos estén más dispuestos a pedir préstamos en dólares a los bancos centrales; si muchos bancos los usan, habrá un menor estigma asociado. Los bancos centrales también acordaron canjes bilaterales temporales para ofrecer liquidez en cada una de sus monedas e insistieron en que esto era una medida precautoria: aún no había demanda para tales líneas.
La medida es tranquilizadora en cuanto demuestra que los encargados de política están dispuestos a y pueden coordinarse para abordar la crisis. Pero al mismo tiempo es perturbadora, ya que sugiere que los bancos centrales temen que la crisis de la eurozona pueda expandirse a nivel global a través del sistema bancario y afectar más ampliamente a la actividad crediticia internacional. Un área de particular vulnerabilidad es el financiamiento del comercio, que está principalmente denominado en dólares. Los bancos franceses, que históricamente han tenido una participación de mercado del 25%, están haciendo un rápido desapalancamiento en respuesta a la crisis de liquidez y las nuevas reglas de capital, lo que tiene repercusiones para el comercio global. Otra preocupación es que los bancos centrales se están convirtiendo cada vez más en una contraparte central cuando fallan los mercados.
De todos modos, los mercados escogieron destacar lo positivo. Las acciones registraron fuertes alzas, el euro subió más de un 1% frente al dólar, el costo de canje de euros por dólares descendió cerca de 0,3 de punto porcentual. Pero aunque la medida de los bancos centrales es útil, sólo alivia los síntomas de la crisis. Los profundamente arraigados problemas de la eurozona siguen sin abordarse. El mercado está apostando a que esta medida de los bancos centrales vendrá acompañada de otras más decisivas en Europa para respaldar el financiamiento a los bancos y aliviar la presión en el mercado de bonos soberanos. De ser así, este podría ser un punto de inflexión para la percepción del mercado. De lo contrario, las herramientas de los bancos centrales tendrían que revisarse de nuevo de manera exhaustiva, pero podría tener un efecto cada vez menor.
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